Como publica el blog philosecurit, el U.S. Department of Homeland Security, es decir el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de Norteamérica, con información proveniente de agencias, hoteles, compañías aéreas, etc, va tras las huellas que vamos dejando al viajar por todo lo largo y ancho de este planeta. Cuando intentas entrar en ese país o eres ya cliente de sus servicios de inmigración y aduanas, no sólo es que te cacheen, te descalcen y te palpen en los aeropuertos para, según dicen las autoridades, prevenir posibles ataques terroristas -aunque sea con tijeras, cortauñas, pasta dentrífica o colonia Nenuco-, sino que también siguen tu pista a través de datos tan personales y claves como los correspondientes a tu identidad: nombre y nº de pasaporte o DNI; teléfonos de casa, oficina, móviles, etc; tus itinerarios, vuelos y nº de plaza en la que has viajado; hoteles en que te has alojado; nº de tarjetas de fidelización de hoteles y cías aéreas; nº de tarjetas de crédito y su caducidad y las IP desde dónde has hecho las reservas a través de internet. Es decir, lo saben TODO. No se por qué nos habíamos hecho a la idea de que cuando viajamos somos más libres por eso de volar. Pues de eso nada, vamos dejando huellas VITALES tras las que va un señor de gabardina cruzada y sombrero de ala ancha que se oculta tras un periódico cuando volvemos la vista atrás. Es un querido pariente del que no sabías de su existencia: un GRAN HERMANO que tienes en USA. Pues ahora, ya lo sabes.
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