En BLOG de los PÍNFANOS rescatamos de Internet la biografía de otro Cristino y Pínfano, dedicado al mundo de las letras, de quien alguien ha dicho que "vivió como un gran cubano y escribió como un gran español"
(1885-1940)
Alfonso Hernández Catá
Por
Francisco Arias Solis
la puerta poco a poco, y avanzar hacia él
un hombre envuelto en misteriosa penumbra
de la cual solo de se destacaban los ojos y la frente”
LA VOZ DE UNO DE LOS MEJORES CUENTISTAS
Hernández Catá es un cultivador del periodismo, la diplomacia, la poesía, la novela y colaborador de Marquina en varias piezas teatrales, pero es el cuento donde se encuentran sus mejores aciertos. Está considerado uno de los mejores cuentistas de su generación por la elegancia y originalidad de sus obras, gozó de una enorme popularidad y sus obras fueron traducidas a numerosos idiomas. Uno de sus cuentos más conocidos Mandé quinina, tiene mucho de autobiográfico. Sus narraciones suelen ser de carácter realista, con elementos naturalistas; su tema más frecuente es el de la psicología patológica, con tintes melodramáticos, pero con una prosa suelta y ágil que, en algunos casos, le acerca en calidad a Clarín o a la Pardo Bazán.
Alfonso Hernández Catá nació en Aldeadávila de la Ribera, provincia de Salamanca, el 24 de junio de 1885. Hijo de un militar español destacado en Santiago de Cuba y de una cubana. A los pocos meses de nacer regresa con su familia a Cuba para residir en Santiago. A los 16 años ingresa en el Colegio de Huérfanos Militares de Toledo, se escapa del colegio y se traslada a Madrid. Fue aprendiz de ebanista mientras estudiaba idiomas, psicología, historia y traducía libros. En 1907 publica su primer libro Cuentos pasionales, con bastante éxito de crítica y público. Casado con Mercedes Galt, regresa a La Habana. Trabaja como periodista en El Diario de la Marina y La Discusión. En 1909 ingresa en la carrera diplomática como cónsul de segunda clase. Primeramente fue cónsul en El Havre, más tarde en Birmingham, Santander, Cádiz y Alicante. En 1918 llega a Madrid ascendido como cónsul de primera clase, donde permanecerá hasta 1921, que es despedido de Madrid y enviado a El Havre, por haber publicado una serie de artículos en los que defiende el derecho de los marroquíes a su independencia. Hernández regresa a Madrid en 1925 como cónsul y en 1933 es nombrado Embajador de Cuba en España y, posteriormente, en Panamá, Chile y Brasil, donde muere en un accidente de aviación cuando sobrevolaba la Bahía de Botafogo en Río de Janeiro, el 8 de noviembre de 1940.
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